Un grupo de artistas construye laboratorios ecológicos para prevenir la extinción de abejas

Desde hace un tiempo se está hablando sobre términos como interdisciplinariedad y transdisciplinariedad. El primero, se entiende como el análisis de problemas desde diferentes profesiones o miradas científicas y el segundo, se puede comprender como la integración del conocimiento, o como una forma de investigación donde se encuentra sinergia y correlación del conocimiento. De esto último, tiene mucho Urban Bee Lab.

El Bruselas Urban Bee Lab es un colectivo internacional independiente compuesto por diferentes profesionales, artistas, científicos, creativos y apicultores. Su fundadora, es la artista de nuevos medios Annemarie Maes, que durante años ha investigado el mundo natural mediante la construcción de métodos tecnológicos y creaciones artísticas. Gracias a su experiencia con la agricultura urbana y el activismo ecológico Annemarie se aproxima a las plantas como individuos que interactúan con las abejas, y a la presencia de la tecnología como una realidad social.

El Urban Bee Lab está interesado en sensibilizar y proporcionar datos para estudiar el colapso que han sufrido las colonias de abejas, pues actualmente son amenazadas en toda Europa a un ritmo alarmante. Gran parte de los alimentos que comemos a diario dependen de los polinizadores, la disminución de las abejas y otros insectos amenaza con poner en peligro la biodiversidad y el rendimiento agrícola.

De este modo, Urban Bee Lab opera por medio de instalaciones y talleres artísticos. Las instalaciones exploran tecnologías experimentales, como células de combustible microbianas, biomimetismo, zonificación espacializada, transmisión continua de datos a través de la web, minería de datos basada en inteligencia artificial, energía solar, electrónica orgánica, y otros.

Uno de sus grandes proyectos es el Urban Artfarm, fue construido en la azotea de un estacionamiento en el centro histórico de Bruselas y consta de un jardín, un apiario y un huerto a cargo de la comunidad.

2. Annemie Maes

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© Imagen Urban Bee Lab

La granja tiene como función ser un laboratorio libre donde artistas y agricultores experimentan con estrategias para llevar una vida sostenible en la ciudad, y se preguntan: ¿Cómo funciona un ecosistema en una azotea con energía, agua, suelo y tecnología verde? ¿Cómo las plantas y las abejas de la ciudad interactúan con este ecosistema artificial y en general con el entorno urbano?

Una de las investigaciones consiste en escuchar el sonido producido por la colmena con el fin de supervisar el desarrollo de ella y examinar su relación con el entorno. Las abejas proporcionan un flujo constante de información sobre el medio en el que se encuentran y en el que se alimentan. Las enfermedades como el trastorno de las colonias y los problemas ambientales por el uso de pesticidas pueden ser analizados por el seguimiento y el análisis de la actividad diaria de las colonias de abejas a través de los años. Estos datos se transmiten en línea, se recogen y los analizan científicos de la Universidad Libre de Bruselas que utilizan programas de reconocimiento de patrones para identificar las relaciones entre el biotopo y el comportamiento y la salud de la colonia.

Así, se puede llegar a dar respuestas a problemáticas acerca de cómo podemos vivir sosteniblemente, por medio de proyectos que cubren el universo, no solo de la ciencia, sino, del arte, la agricultura y la tecnología.

Valentina Alcalde

Arquitecto, blogger y boxeador amateur. Me interesa la producción independiente de arquitectura en múltiples escalas y formatos.